¿Hay
menos calidad en la autoedición electrónica? Sí y no. Todo depende
del autor, de lo comprometido que esté con su obra y del respeto que
sienta hacia los lectores. A veces, incluso hacia si mismo.
La
calidad final de un producto es la suma de la calidad de sus partes
(la portada, la expresión, la gramática, el ritmo, el contenido
mismo, etc.), cuya relevancia varía en función del género de la
obra.
De manera genérica, en
el mundo digital ocurre algo que está presente en el
físico, en nuestro día a día. Y es que cuando se trata de información o de
un producto consumible por tiempo limitado, la calidad puede ser un
concepto abstracto. Todo depende de lo que queramos, de lo que
busquemos, de nuestro nivel de exigencia, de nuestro interés. Y a
veces somos conformistas. Incluso contradictorios. Nos quejamos de un
mal producto pero no opinamos sobre el bueno. O viceversa. Todo
depende del día.
Algun@s
dicen que la calidad de un e-book pasa por la intermediación de un
corrector y/o editor profesional, pero eso no es aceptable en el 100
% de los casos. No. Vale que eso de corregirse a un@
mism@ es un arma de doble filo, o
que difícilmente dominaremos todos los campos. Pero puede hacerse.
Sí. No debe confundirse la calidad en la confección con el éxito
en la distribución.
Es
cierto que hay una cuestión insalvable: cuando la autoedición es
sinónimo de fraude, cuando el autor o la autora es un fraude, cuando
su intención no es aportar algo propio y enriquecedor sino
empaquetar un refrito para colárselo al primero o la primera que
pase, copiando y pegando de la wikipedia, de reputados manuales o de los
apuntes de clase propios o ajenos. Ese tipo de personajes puede denominarse de muchas formas (caso de deshonest@ o inmoral), pero en
el fondo, en el ámbito electrónico, por desgracia, no es nada
nuevo.
Es
algo que reflejan miles de blogs y sus cientos de bloguer@s. Ahí se
encuentra el verdadero peligro: empezar por compartir ideas ajenas de forma
gratuita sin mencionar la fuente, y acabar maquetándolas
para venderlas bajo tu propio nombre. O, lo que sería el colmo, hacerlo bajo seudónimo si se es consciente de estar cometiendo un delito.
Esto es difícil que pase en el ámbito editorial, donde las editoriales, de manera
directa o indirecta, evitan que pueda ocurrir. En la red hay
demasiado margen para que el pervertido la pervierta. Cada individuo
tiene la oportunidad de partir de cero, de demostrar que los
ciudadanos podemos hacerlo bien, y en cambio abundan los ejemplos
de irresponsabilidad.
¿Qué
efectos puede tener esa práctica en el futuro? Se me ocurre que
dentro de poco quizás tengamos que comprar un ISBN de manera
forzosa, que ya no sirva el código propio de la plataforma que actúa
como intermediaria en la autoedición.
¿Qué
opinas tú?
Un libro electrónico es igual de bueno que uno en papel, ya que el medio no altera lo bueno o malo que pueda llegar a ser dicha obra.
ResponderEliminarLo unico como bien dices, que puede haber mucho más plagio al poder hacerse más obras.